lunes, 4 de junio de 2007

¡Como chove miudiño!

He aquí uno de los artículos de consumo que más vamos a gastar en nuestro viaje:


Cuatro de cada cinco onanistas recomiendan "Kleenex Original"

Y no, no es por lo que pensáis. Los pañuelos de papel serán los mejores aliados frente a nuestro mayor temor durante la estancia en Japón: el tsuyu. Responde por ese nombre la temporada de lluvias que de forma puntual recorre anualmente el archipiélago nipón anunciando la llegada del verano. Concretamente, entre mediados de junio y julio las precipitaciones asolan la región central de la isla de Honshu. Por supuesto, nosotros, como si fuéramos bereberes sedientos de agua, hemos programado nuestro viaje para que coincida en tiempo y espacio con el húmedo fenómeno meteorológico.

A nuestro favor tenemos varias circunstancias: 1) la pluviosidad en Japón es abundante durante todo el año y, según algunas mediciones, en el tsuyu el incremento de precipitaciones no es tan exagerado como se podía creer; 2) el cambio climático que por momentos hace parecer a Galicia una pequeña sucursal del Caribe, puede obrar milagros similares en Oriente; y 3) vamos a aprender a hacer teruterubozus.

Cualquiera que haya visto un número suficiente de horas de anime y seriales televisivos japoneses se habrá topado en algún momento con estos macrabos muñequitos que, sin embargo, constituyen una de las más célebres tradiciones de los infantes nipones. El teruterubozu (que viene a significar algo así como "que resplandezca, bonzo -monje budista-") es un muñeco hecho artesanalmente con papel o tela blanca que se cuelga en las ventanas, como si fuese la figura de un ahorcado. Este amuleto se emplea para ahuyentar las nubes e invocar el sol. Según las diferentes versiones de la tradición, hay quien sostiene que, si se logra el propósito del buen tiempo, se ha de dibujar una cara sonriente en el muñeco. Otras dicen que se ha de pintar igualmente. Incluso, si lo que se desea es que llueva, bastaría con colgar el teruterubozu patas arriba.

La superstición de los teruterubozus data del Japón medieval, del período Edo. Se inspira en una leyenda según la cual un monje budista había prometido a unos desesperados campesinos que sus rezos pararían la lluvia que arruinaba sus cosechas. Cuando la promesa del bonzo no se cumplió, los labriegos le rebanaron la cabeza. Los cuentos para niños, siempre tan cándidos...

La historia se transmitió en una nana que se canta a la vez que se cuelga el muñeco de la ventana para reforzar su efecto y que aquí transcribo con una traducción al castellano tomada de la web Japonismo:

てるてる坊主 てる坊主あした天気にしておくれ
Teruteru bōzu, teru bōzu ashita tenki ni shite okure
Teruteru bōzu, teru bōzu, haz que mañana haga bueno

いつかの夢の空のように晴れたら金の鈴あげよ
itsuka no yume no sora no yō ni haretara kin no suzu wo ageyo
Si hace un tiempo de ensueño, te regalaré un cascabel de oro

てるてる坊主 てる坊主 あした天気にしておくれ
Teruteru bōzu, teru bōzu ashita tenki ni shite okure
Teruteru bōzu, teru bōzu, haz que mañana haga bueno

私の願を聞いたなら あまいお酒をたんと飲ましょ
Watashi no negai wo kiita nara amai o-sake wo tonto nomasho
Si has escuchado mi súplica, te daré de beber sake dulce

てるてる坊主 てる坊主 あした天気にしておくれ
Teruteru bōzu, teru bōzu ashita tenki ni shite okure
Teruteru bōzu, teru bōzu, haz que mañana haga bueno

それでも曇って泣いたならそなたの首をチョンと切るぞ
Soredemo kumotte naita nara sonata no kubi wo chonto kiruzo
Si aun así sigue lloviendo, te arrancaré la cabeza.

Y, a continuación, la clase de manualidades:

Hacemos un gurruño de papel

Lo revestimos con un sudario

Le estrangulamos el gaznate con un cordel

Lo colgamos cerca de una ventana para atraer a Lorenzo

Así pues, una docena paquetes de pañuelos de papel, un carrete de hilo y un ejército muñequitos ahorcados bastarán para hacer de Japón un paraíso tropical durante nuestra estancia. ¡Todos conmigo!: "teruteru bōzu, teru bōzu ashita tenki ni shite okure...".

マヌエル

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante Manueru ^^

Un saludo.

Anónimo dijo...

Cago en la leche, pero de donde sacaste esa foto, eso no se puede poner sin avisar, degenerao....